miércoles, septiembre 18, 2024

¿DORMIR MEJOR TE ROBA EL SUEÑO?

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Derek Antosiek se considera una especie de experto del sueño. Se ha puesto esparadrapo en la boca, se ha abierto las fosas nasales con dilatadores y se ha sellado los oídos con tapones. Ha probado un ventilador que bombea aire fresco bajo las sábanas y ha colocado colchones separados para él y su mujer, uno al lado del otro, para que los movimientos de ella no le molesten. Ha probado lámparas de fototerapia, monitores de calidad del aire, rastreadores del sueño y gafas de luz azul.

Con cada nuevo experimento, el objetivo era el mismo: acercarse al sueño perfecto.

Tras décadas en las que los estadounidenses seguían el mantra de que podían dormir cuando estuviesen muertos, muchos se han dado cuenta de la importancia de un buen descanso nocturno. El tiempo total de sueño ha aumentado en las dos últimas décadas, y aún más en los últimos años, según la encuesta anual del gobierno federal sobre cómo emplean su tiempo los estadounidenses.

“La corriente está cambiando”, dijo Matthew Walker, profesor de Neurociencia y Psicología en la Universidad de California, campus Berkeley, y director de un centro del sueño en la escuela. “La gente —especialmente la generación Z— ha reclamado su derecho a una noche completa de sueño, y lo ha hecho sin avergonzarse”.

Aunque las actitudes sobre el sueño han cambiado, los expertos dicen que las recomendaciones básicas siguen siendo las mismas: al menos siete horas, más o menos a la misma hora, con el menor número posible de interrupciones. Lo que es diferente es el número de personas para las que el sueño se ha convertido en una fijación. En internet, estas personas —a veces denominadas sleepmaxxers— muestran con orgullo los extremos a los que llegan en busca de un sueño mejor.

Los videos prometen soluciones a problemas que los durmientes no sabían que tenían. Una entusiasta recomendó una almohada ajustable para reducir la presión facial. Otra se grabó mientras se despertaba con el pelo recogido en un gorro y una correa en la mandíbula, y apenas podía hablar después de taparse la boca con cinta adhesiva. Luego se lo quitó todo en lo que se ha conocido en internet como un “morning shed”. Presumir de acostarse temprano se ha convertido en una especie de triunfo en las redes sociales, tanto como documentar unas lujosas vacaciones.

El descanso perfecto

Hoy en día, para los curiosos del sueño, existen cintas bucales (pensadas para favorecer la respiración por la nariz), expansores nasales (que supuestamente reducen los ronquidos), cintas nasales (para abrir las fosas nasales) y correas para la mandíbula (que se colocan alrededor de la cabeza y mantienen la boca firmemente cerrada). También hay brumas para la almohada, aerosoles de magnesio para los pies y el coctel viral que promete ayudar a dormir, una mezcla de jugo de cereza, refresco prebiótico y magnesio en polvo.

Asimismo hay tecnología de gama alta, como el ventilador que probó Antosiek, que puede costar cerca de 600 dólares, y líneas enteras de dispositivos para dormir, algunos de los cuales cuestan casi mil dólares, que registran y miden la calidad del sueño. Hay un reloj despertador sunrise (amanecer) que, según sus creadores, despierta a la gente según su ritmo circadiano natural. Para los verdaderos entusiastas, hay incluso un sistema de colchón de 4049 dólares que ajusta la temperatura, detecta los ronquidos y vibra cuando es hora de despertarse. También te costará unos mil dólares.

Destacados científicos del sueño se han visto envueltos en una industria del sueño multimillonaria y en auge. Después de que Walker publicara el exitoso libro ‘Por qué dormimos’ en 2017, la empresa de seguimiento del sueño Oura lo incorporó como asesor médico.

Pero a medida que ha aumentado el interés por el sueño, algunos médicos y académicos han notado que la gente se preocupa por obtener un descanso nocturno perfecto. En 2017, investigadores del Rush Medical College y de la Escuela de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern inventaron una palabra, ortosomnia, para describir a quien busca tratamiento por problemas de sueño autodiagnosticados como resultado de su uso de rastreadores de sueño y otros dispositivos ponibles.

En The Journal of Clinical Sleep Medicine, los investigadores escribieron que les preocupaban los efectos de una “búsqueda perfeccionista del sueño ideal”, comparando lo que veían con la ortorexia, una fijación obsesiva con la alimentación sana.

No todos los sleepmaxxers desarrollan ortosomnia, por supuesto. Pero a Milena Pavlova, directora médica del Centro de Pruebas del Sueño del Brigham and Women’s Faulkner Hospital de Boston, le preocupa que la gente se centre demasiado en la hora de acostarse.

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