Uno de los trastornos alimenticios más comunes (pero más ignorado) en el mundo es comer por ansiedad. ¿Conoces esa sensación de estar en una situación estresante, y de pronto tener un antojo incontrolable por comer un snack empaquetado, acabarte una hamburguesa, tomar una bebida dulce y gaseosa, lamer una paleta, o masticar un chicle? Exacto, a eso se refiere este término.
¿Qué significa comer por ansiedad?
Utilizar la comida como una herramienta reconfortante para disminuir los síntomas de la ansiedad, estrés o tristeza es un mal hábito que muchos médicos recomiendan evitar porque justamente puede dar paso a lo que en la psicología se denomina trastorno del apetito desenfrenado. Este problema de alimentación se da cuando una persona ingiere grandes cantidades de comida regularmente porque no es capaz de parar de comer.
Claro que la comida tiene una relación muy estrecha con la liberación de hormonas de la felicidad, pero es sana solo si comer algo que el paladar disfruta mucho no genera un sentimiento negativo, como culpa o vergüenza. Es decir, el gusto por comer no debe estar mayormente motivado por ninguna otra razón más que la propia comida.
Ingerir una pizza mientras estás trabajando en un proyecto laboral que te pone muy ansiosa es un ejemplo de cuando el apetito no es genuino, sino que sirve para amortiguar la ansiedad con la felicidad que produce comer.
Las consecuencias
La consecuencia inminente de esto es un desorden alimenticio por varias razones. En primer lugar, cuando llegue la hora de hacer una de las comidas esenciales del día, ya no tendrás hambre y empezarás a aplazarlas (llevar un horario irregular es uno de los peores hábitos alimenticios). En segundo lugar, cada que te encuentres en una situación similar, tu cuerpo te volverá a pedir ese estímulo agradable para contrarrestar el incómodo. En tercer lugar, debido a la estrecha relación que se forjará entre la ansiedad y la comida, ya no disfrutarás de los alimentos sin que tu cuerpo automáticamente empiece a experimentar síntomas ansiosos. En cuarto y último lugar, puedes desarrollar enfermedades más graves como obesidad, diabetes, trastorno del apetito desenfrenado, anorexia o bulimia.
Como ves, se trata de un tema bastante delicado, por lo que es importante que tengas mucho cuidado con los mecanismos que utilizas para controlar tu ansiedad, así como que también le pongas mucho atención a los indicios de que puedes estar cayendo o ya eres una víctima de algún trastorno alimenticio.
Señales de que comes por ansiedad
-Tener varios antojos repentinos e intensos
-No poder parar de comer
-Comer muy rápido
-Comer hasta sentirte incómodamente llena o disgustada por la comida -Comer sin hambre
-No sentirte saciada al terminar
-Sentir culpa y vergüenza después de comer
-Prometer no volver a comer de forma impulsiva
-Sufrir problemas digestivos (diarrea, estreñimiento, gases, dolor) -Aumentar de peso sin causa aparente
¿Cómo dejar de comer por ansiedad?
❚ DEFINE EL TIPO DE ANTOJO
El apetito ansioso es relativamente fácil de identificar porque casi siempre se trata de alimentos altos en carbohidratos, grasas, irritantes, salados o dulces, pues estos ingredientes estimulan el sistema nervioso, y al estar relacionados con postres, botanas, fiestas y demás situaciones agradables, tu cerebro piensa en ellos como un antídoto de la infelicidad que estás sintiendo.
❚ RESPIRA ANTES DE IR POR COMIDA
Antes de dirigirte a la cocina u ordenar algo por delivery, haz una micromeditación de 20 segundos para que relajes tu sistema nervioso, pues esto disipará la ansiedad y, por ende, el antojo ansioso también desaparecerá. Si esto sucede, querrá decir que efectivamente no tenías hambre. De lo contrario, come algo, pero procura que no sea ningún alimento de los que mencionamos arriba.
❚ IDENTIFICA CUÁNDO TE LLEGA LA SENSACIÓN
Así como llevas un diario de sueños o de gratitud, también puedes anotar en una libreta todas las veces que sientes un repentino e intenso apetito. Incluye una descripción de la situación en que te encontrabas cuando este llegó para que logres identificar cuáles son los escenarios que te desatan este síntoma ansioso.