Dolor de garganta. Nariz tapada. Fiebre, dolores corporales y fatiga. Con el descenso de las temperaturas, los casos de gripe han empezado a aumentar en Estados Unidos.
Para muchas personas, el sistema inmunitario puede eliminar esos síntomas en aproximadamente una semana. Pero para otras, la gripe puede provocar enfermedades graves, hospitalización o incluso la muerte. Las infecciones gripales causan hasta 710.000 hospitalizaciones y 51.000 muertes al año en Estados Unidos, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC por su sigla en inglés).
Un nuevo análisis de los CDC, que examinó las hospitalizaciones relacionadas con la gripe desde 2010 hasta 2023, revela algunos de los factores que ponen a las personas en mayor riesgo de sufrir consecuencias graves para su salud.
Edad: los niños pequeños y las personas mayores son los que sufren más hospitalizaciones por gripe debido a que sus sistemas inmunitarios son menos robustos que los de los niños mayores o los adultos jóvenes, lo que significa que son menos capaces de defenderse de la infección.
Hay dos tipos de virus de la gripe que pueden causar estragos cada temporada: tipo A y tipo B. Las tasas de hospitalización más altas desde 2010 se produjeron durante las temporadas de gripe en las que predominaban los virus de la gripe de tipo A; los CDC han dicho que esto se debe a que los adultos mayores tienden a verse más afectados por el H3N2, un virus de tipo A.
Trastornos neurológicos: algunos niños con afecciones neurológicas como epilepsia, parálisis cerebral y TDAH pueden tener problemas con la función muscular y pulmonar, y presentar problemas para toser o eliminar líquidos de las vías respiratorias. Esto puede exacerbar los síntomas de la gripe o provocar neumonía.
Enfermedades pulmonares: la gripe puede desencadenar ataques de asma en los niños con esta enfermedad, que provoca una inflamación crónica de las vías respiratorias. También puede provocar neumonía y otros problemas respiratorios que pueden requerir hospitalización.
En los adultos con enfermedad pulmonar obstructiva crónica, los cuales tienen una respuesta inmune deteriorada, el cuerpo puede tener más dificultades para superar un ataque de gripe. Además, una infección puede inflamar aún más las vías respiratorias, dificultando todavía más la respiración de los pacientes.
Embarazo: casi el 30 por ciento de las mujeres en edad reproductiva que fueron hospitalizadas por gripe durante las 13 temporadas de gripe que examinaron los CDC estaban embarazadas. Los estudios han demostrado que las hormonas del embarazo suprimen el sistema inmunológico, lo que resulta en una enfermedad más grave y mayores tasas de hospitalización. Una infección de gripe durante el embarazo también conlleva cierto riesgo para el feto.
Obesidad y enfermedades metabólicas crónicas: tanto en niños como en adultos, la obesidad es un factor de riesgo de enfermedad grave por gripe. Esto puede deberse a varios factores diferentes. Por ejemplo, el exceso de peso puede dificultar la respiración profunda necesaria para eliminar la infección de los pulmones, dijo William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt.
La obesidad también suele estar relacionada con otras enfermedades metabólicas, como la diabetes y la hipertensión. En pacientes con diabetes, un ataque de gripe puede dificultar el control de los niveles de azúcar en sangre. Y se cree que los niveles altos de glucosa afectan a la función de los glóbulos blancos, empeorando las infecciones y prolongando los tiempos de recuperación, dijo Susan Spratt, profesora de medicina en la división de endocrinología, metabolismo y nutrición de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.
Cardiopatías: alrededor de la mitad de los adultos hospitalizados por gripe padecen enfermedades cardiacas, según los CDC. Las personas con enfermedades cardiovasculares tienden a ser adultos mayores con sistemas inmunitarios menos robustos, dijo Sadiya Khan, cardióloga de Northwestern Medicine. Los estudios han demostrado que la gripe aumenta el riesgo de infarto al miocardio y accidente cerebrovascular en personas con enfermedades cardiovasculares, dijo.
“Quien padece una enfermedad cardiaca es menos capaz de tolerar el estrés de la propia infección”, dijo.
Hipertensión arterial: en las dos temporadas de gripe más recientes, una cuarta parte de los pacientes de entre 18 y 49 años hospitalizados por gripe tenían hipertensión arterial. Alrededor de tres cuartas partes de los pacientes hospitalizados mayores de 65 años padecían esta afección. La hipertensión puede endurecer o dañar las arterias, poniendo a prueba el sistema circulatorio. Spratt dijo que, en el caso de las personas con hipertensión, una infección gripal puede sobrecargar aún más el corazón.
Esquema de vacunación: se ha demostrado que las vacunas antigripales reducen significativamente el riesgo de hospitalización en niños y adultos. Según un análisis reciente, la vacunación redujo la tasa de hospitalización en un 34,5 por ciento este año en cinco países sudamericanos, donde la temporada de gripe ocurre antes cada año.
Sin embargo, la vacunación contra la gripe ha disminuido en Estados Unidos. Poco menos de la mitad de los estadounidenses mayores de 6 meses se vacunaron contra la gripe el año pasado.
Las desigualdades en la vacunación contra la gripe pueden explicar en parte las disparidades raciales y étnicas observadas en las tasas de hospitalización. Los CDC descubrieron que los pacientes negros de todas las edades fueron hospitalizados con las tasas más altas en la mayoría de las temporadas de su estudio. Según el estudio, los pacientes negros, nativos estadounidenses o nativos de Alaska tuvieron tasas de hospitalización relacionadas con la gripe entre 1,5 y 3,5 veces superiores a las de los pacientes blancos.
Aunque estés vacunado, es importante que estés atento a los síntomas que puedan justificar la atención médica, como la dificultad para respirar y el dolor torácico. Los expertos también recomiendan buscar atención médica si se presentan otros síntomas de gripe, como fiebre o tos, que no desaparezcan por sí solos en una semana.
“La vacuna no es la panacea”, dijo Schaffner. “Simplemente es menos probable que necesites hospitalización”.