A finales de los años 80′s, al norte de México surgió una organización criminal que a través de vínculos familiares lograron dominar el tráfico de drogas por la frontera en el estado de Baja California: los Arellano Félix.
Un negocio entre hermanos, traiciones y pactos con otros grupos delictivos hizo del también llamado Cártel de Tijuana una de las organizaciones criminales más peligrosas y poderosas que vio nacer el país azteca.
No obstante, además de haber tejido una meticulosa red de corrupción con autoridades de los tres niveles de gobierno, la familia Arellano Félix contó también fieles aliados que se encargaban de realizar el “trabajo sucio” de su cártel, tal y como lo hizo Efraín Pérez Arciniega, mejor conocido como “El Efra”.
El Departamento de Estado del país de las barras y las estrellas, a través de su Oficina de Asuntos Internacionales de Narcóticos y Aplicación de la Ley, detalló que en julio de 2003 miembros del cártel de los Arellano Félix fueron acusados de conducir los asuntos de una empresa ilegal a través de un patrón de actividad de crimen organizado, conspiración para importar y distribuir cocaína y marihuana, así como lavado de dinero.