Desde antes del Tratado de Tlatelolco, el país ha mostrado una postura a favor de la prohibición y control de estas armas a nivel global. Hay cuatro pactos a los que pertenece para cumplir con el objetivo.
Las armas nucleares que se usaron en Hiroshima y Nagasaki cambiaron la faz del mundo. El poder destructivo de la energía atómica impulsó varios intentos internacionales de prohibirlo. El más importante de los acuerdos es el Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, de 1970, del que México forma parte. Pero el país apoyaba el desarme nuclear desde antes, e incluso fue sede de una alianza contra este tipo de proyectiles en América Latina y el Caribe.
Desde 1967 México ha mantenido esta posición por medio del Tratado de Tlatelolco, propuesto por la Cancillería. Por eso se convirtió en una zona libre de armas nucleares también en los tratados que siguieron, el último de los cuales entró en vigor en enero de 2021.
Incluso se han hecho esfuerzos diplomáticos para regular los ensayos, destacó la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE). Se han adoptado sistemas de vigilancia como la estación de radionúclidos (RN44), que detecta partículas químicas radioactivas en la atmósfera, lo cual indica actividad nuclear.