viernes, septiembre 20, 2024

FIESTA SANGRIENTA

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Estas bellas fotos fueron tomadas para sus ojos en 1962, dos años después de que Delicias alcanzó la categoría de ciudad.

Una pertenece a la colección Rojas Zapata, familia de fundadores, muy aficionada a nuestra historia, que vio pasar los años del Delicias viejo, con sus ventarrones, heladas, nevadas, sequías, presas llenas y vacías, plagas, precios de los productos agrícolas por la nubes y por los suelos,con presidentes buenos, malones, regularones y uno que otro que ni fu ni fa.

Como es la vida, grata e ingrata, según la rueda de la fortuna de cada cual.

Pero en tanto la vida seguía su inalterable curso, el deporte deliciense se establecía en el gusto popular, con el recién estrenado Gimnasio Municipal como referente para las disciplinas bajo techo.

Al centro de la toma, esbelto y elegante, tacuche a rallas y corbata en juego, vemos el profesor Macario Guillén Rosales, entrenador de estas chicas basquetboleras, «de estos capullos», habría dicho.

Son Socorro Chávez, Yolanda Varela, Guadalupe Simental, Cristina Esparza, Eva Oronoz, Ernestina González, Inés Villanueva, Quica López, Socorro la Guera Varela y Rita Chávez.

Eva y la Guera fueron de las Adelitas de Chihuahua, de aquel equipo histórico, campeonísimo, inolvidable, venero del que aún abreva el Deporte Ráfaga del Estado.

En la otra fotografía, también coloreada para usted con la magia de la tecnología, guardada por el historiador Manuel González Espinoza, miramos un cartel taurino anunciando una corrida en la Plaza de Toros Silverio Pérez, ese coso de madera y adobe que estaba donde hoy está el Cinema Delicias.

Juan Silveti, figura de figuras, apodado indistintamente el Meco, el Tigre de Guanajuato o Juan Sin Miedo, conquistó España, y en Barcelona y Madrid fue cornado de gravedad dos veces, una vez en cada pompa y ni así le daba miedo.

Su alternante, Joselito Huerta, el León de Tetela, quien se cuidaba mejor el trasero, también fue torero caro, también cortó orejas en España, en sus más selectas y caras plazas, de ahí que su presencia en Delicias, en el fin del mundo en relación a sus andares interoceánicos, haya sido un suceso histórico.

Y nada caro. 18 pesos gradas de sol, 35 a la sombra, sin pago por trasmisiones televisivas ni butacas VIP.

En sol hacía mucho calor y en sombra pegaba mucho el sol, pero el chiste era pasar una tarde divertida viendo las suertes de esa fiesta ahora, según yo, ahora en buena hora prohibida.

Por Carlos Gallegos/Cronista de Delicias

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