jueves, noviembre 28, 2024

DESTELLOS DE NUESTRAS GLORIAS

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En estas horas de aguite a causa de lo sucedido jueves and viernes en el Estadio de nuestros invencibles Algodoneros, vayan para usted estas dos fotos de 1990 de una docena de grandes deportistas.
Si me va a reclamar por el aparente error al calificar de invencibles a los Algodoneros luego de sus dos derrotas frente a los Indios, sepa usted que no son errores, sino áreas de oportunidades, como les dice Marx Arriaga, el de los libros detesto, a las metidas de pata.
En una de ellas, de la súper colección Guillén Porras, está el boxeador Ernesto Noé, seguramente sin la fama ni la lana del Canelo, pero mucho más emocionante y sin rivales a modo.
También Pedro Guerrero, beisbolero de los que, ganado o perdido, se echaba un caguamazo, ya para festejar, ya para renegar.
Antonio Vicente Máynez, quien jugaba buen tenis, fue el segundo Cronista del Municipio y gran promotor deportivo.
Gilberto Morales Meza, otro pelotero de polendas además de épico y estricto manejador, a quien si un bateador le desobedecía la señal lo mandaba a la banca, no le hace que hubiera jonroneado o fuera su pariente. Turi Morales, su sobrino, certifica el acerto: se lo aplicó.
Chamaco Joe, que en las noches volaba entre las cuerdas de un ring luchando sin fin y de día manejaba una ambulancia del Seguro Social.
Ricardo Carrillo, beisbolero, ampáyer, vendedor de billetes de lotería y quinielero.
Benito Soto, igual pelotero y deportista e instructor de bandas de guerra a tiempo completo, de los Soto de la estirpe de don Chon, el de la nieve más rica del mundo.
El Viejo Orta, el primer profesor de educación física que vino a Delicias, un polideportista único, tanto en la práctica como en la enseñanza.
El maistro Camargo, ciclista muy veloz en lo plano, de gran fuelle en las subidas.


En la otra foto, lo mismo de la inagotable colección Guillén Porras, tres grandes, tres.
Luisillo Alvarado, suicida púgil del Sector Sur, garantía de espectáculo en cualquier cuadrilátero.
En medio, Al Nevares, considerado el boxeador chihuahuense más técnico, poseedor de una zurda de oro.
Cierra la toma el profesor Macario Guillén Rosales, mago de las artes plásticas, multi comandante de bandas de guerra, guitarrista de manos magas, softbolista, pelotero y puntual y estricto instructor de educación física, también entonado corista.
Algo falta en Delicias, algo nos falta, algo me falta desde que murió.
Ante estos figurones, qué poco importan dos resultados pendientes de vengar, digámosle así a las derrotas.
De Juárez nos vamos a traer la serie, el pase a la final y luego ganaremos el campeonato estatal.
Y si no, pues no: posponemos la coronación para el próximo año y tan tan.
Además ya empezó a llover.

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