La desesperación se apoderó de la ciudad de Acapulco en el cuarto días luego de ser azotada por el huracán Otis, la comida y agua escasean, los saqueos empeoran la situación y siguen sin funcionar los servicios.
Luego de que el huracán Otis golpeó el pasado miércoles al puerto de Acapulco con vientos que superaron los 300 km/h, los daños se convirtieron en escasez que luego pasó al temor ya que delincuentes han aprovechado el vacío de autoridades para cometer saqueos, vandalismos, asaltos, violencia, a lo que se han sumado los saqueos masivos a tiendas y a los camiones que llegan para dispensar de alimentos y artículos de primera necesidad.
Aún para este sábado continuaban los saqueos, sin la capacidad de restablecer el servicio de internet, de transporte, incluso de luz eléctrica.
La mitad de los habitantes no tenían luz para el viernes, unas 500 mil personas. Cifra solo un poco inferior de gente sin teléfono, que serían cerca de 400 mil.
La gasolina empezó a faltar también luego de actos de saqueo con personas cometiendo “huachicol” y acaparando el combustible.
En comercios que en los primeros días no habían sido afectados comenzó a llegar la rapiña recientemente.
La gravedad de la situación no se limita a la zona diamante y la costa, puntos turísticos que han hecho a Acapulco tan famosa. En las colonias y en particular en la periferia la situación es más precaria. “Estamos aislados, sin comida, sin luz ni agua”, gritó un señor llamado Alonso, según narra Reforma, desde la colonia Postal.
El exalcalde de Acapulco y senador por Guerrero, Manuel Añorve, advirtió que por la escasez de comida, agua y gasolina, en el puerto pueden llegar a tener hambruna.