Dave Walsh, de 36 años, ha trabajado duro en el gimnasio durante sus ocho años de competiciones de forzudos discapacitados, entrenándose para mantener su título mundial.
El atleta, de Chippenham (Reino Unido), lleva más de una década compitiendo como strongman, pero en 2014 le diagnosticaron esclerosis múltiple (EM), una discapacidad que le ha hecho perder el uso de las piernas.
Dave Walsh pensó que ese sería el final del camino para su carrera como strongman hasta que descubrió las competiciones de hombres discapacitados: «Siempre he tenido la sensación de que encontrar el strongman discapacitado me salvó la vida. Antes de encontrarlo, estaba dispuesto a renunciar a la vida».
«Cuando empecé con el strongman discapacitado, lo veía como un deporte menor, como si nunca llegáramos a las alturas del strongman sin discapacidad, pero en realidad, en todo caso, ¡hacemos las cosas un poco mejor!», asegura el inspirador.
La primera competición que ganó fue Britain’s Strongest Disabled Man en 2021, para la cual llevaba cinco años preparándose. Un año después ganó World’s Strongest Disabled Man y de nuevo en septiembre de este año se llevó el título por segunda vez.
El exmilitar fue diagnosticado mientras entrenaba para el Wales’s Strongest Man cuando se le entumeció el brazo y la sensación acabó extendiéndose, dejándole en una silla de ruedas. Después del suceso probó el powerlifting y el baloncesto en silla de ruedas, pero «nada era lo mismo».
Asegura que lo que pasa con la esclerosis múltiple es «que siempre puedo tener algún problema nuevo. Tengo problemas de calambres en la mano de vez en cuando. Así que he aprendido a entrenar con inteligencia en lugar de entrenar duro».
Dave explicó que la competición es algo más que competir por el título mundial: «Para mí, lo mejor de las competiciones es la gente, las amistades que se hacen son increíbles; aunque compites contra otros, siempre estás animando a tus amigos para que ganen en vez de a ti».
